Las minicocinas de Stengel Ibérica están también presentes en apartamentos de montaña europeos y españoles. Parecía que con tanta ola de calor no iba a llegar nunca el invierno, pero por fin, ya está aquí y la temporada de esquí empieza a despegar.
En los años 90 se comenzó a construir pequeños edificios de apartamentos que resultaron ser, a día de hoy, una inversión muy rentable para sus propietarios ya que el alquiler de los mismos en las temporadas de esquí y en las vacaciones de verano, proporcionaba y proporciona unos beneficios económicos considerables. Pero como todo, tanto uso a lo largo de casi tres décadas y con tantos clientes diferentes, no hay más remedio que renovar la cocina y todos sus electrodomésticos.
Además, después de la crisis sanitaria, las pautas de consumo de los ciudadanos han cambiado y por tanto las formas de disfrutar de nuestro tiempo de ocio. Ya no vale “cualquier cosa” y ya que no queremos (o podemos) disfrutar de las comodidades de un hotel de montaña, o que somos muchas personas que queremos estar juntos, la mejor opción para transformar un antiguo apartamento de esquí en uno nuevo y “a la última”, es reformando la antigua cocina e instalando una minicocina de Stengel Ibérica que está disponible en diferentes tipos de anchos: de 100, 110, 120, 150, 160, 170 y 180cm.
El principal aspecto a tener en cuenta para la instalación o reforma de una cocina es la ubicación; con las minicocinas de Stengel Ibérica este problema está descartado, ya que puede instalarse fácilmente en cualquier lugar, basta con tener conexión a la corriente eléctrica, suministro de agua y, por supuesto, las instrucciones de su vendedor. Además, el metal pintado en polvo es inodoro: incluso después de miles de horas de cocina, las cocinas Stengel Ibérica siempre huelen a limpio después de limpiarlas, ya que el material no absorbe olores. La pintura aumenta notablemente la resistencia de las superficies en comparación con el barnizado húmedo habitual en el mercado.
Además se utiliza únicamente chapa de acero y acero inoxidable de procedencia europea, lo que las diferencia de aquellas construidas en madera en que su vida útil es mucho más larga, el material no se deteriora con el tiempo y, además, los costes de montaje son muy bajos y la instalación sumamente sencilla. Los materiales no resultan dañados por el agua, son higiénicos y antibacterianos y las superficies son de fácil cuidado. Y algo mejor, no se oxidan ni con el vapor de agua ni con otros agentes.
No hay mejor opción, ni más económica, ecológica y a la vez con un diseño atemporal que una minicocina Stengel Ibérica.
