Durante los años 70, se comenzó a construir en España desde un nuevo concepto de realidad y de forma de vida. Las familias pudieron comprarse un coche, que querían mantener durante muchos años, y los constructores empezaron a edificar con la posibilidad de adquirir un garaje en el mismo edificio. Las plazas de garaje abrieron paso a los trasteros, antes llamados desvanes, donde se acumulaban todas aquellas cosas que no se utilizaban de manera habitual y que dejaban más espacio en casa. Y, finalmente las zonas comunes como los jardines, las piscinas, las zonas recreativas y deportivas se convirtieron en fundamentales para familias con hijos pequeños, sobre todo en grandes ciudades.
El urbanismo y la forma de vivir sin duda, ha ido avanzando durante todos estos años y, a partir de ahora las prioridades han dado un giro de 180 grados. En muchos de los edificios de nueva construcción residenciales se ha instaurado la idea de reinventar las zonas comunes y dedicar, por ejemplo, una de las plantas del edificio en una zona donde trabajar, un espacio de trabajo flexible y conectado con el mundo.
El teletrabajo es ya un hecho, incluso se está estudiando la posibilidad de regularla debido a profusión de esta nueva forma de trabajo instaurado a partir de la aparición de la pandemia del COVID-19. En los edificios residenciales más exclusivos, hemos visto cómo se han ampliado zonas como los spas o los gimnasios, incluso las piscinas climatizadas, ahora se introduce el concepto de “coworking” como un añadido más. Trabajar y vivir en el mismo espacio durante varios meses, como nos está sucediendo en estos tiempos, no es muy recomendable y parece que el teletrabajo ha venido para quedarse.
El Build to rent tan “de moda” estos últimos años, se ha vuelto a reinventar ampliando esas zonas comunes y con la inclusión de nuestras minicocinas Stengel Ibérica, la mayoría de ellas sin cocción, donde poder preparar un café o un aperitivo para una reunión, tener unas bebidas frías o unos zumos como tentempié. Tanto en las grandes ciudades como en regiones costeras o de interior, vamos a comenzar a encontrar nuevas estas nuevas formas de vivir, donde las minicocinas de Stengel pueden adaptarse y ser ecológicamente sostenibles, higiénicas, durables y económicas, perfectas para cualquier lugar.